jueves, 13 de agosto de 2009

La amenaza de un futuro autómata


esde predicciones ya superadas a posibilidades cada vez más reales, la relación del ser humano con las máquinas está marcada por temores y promesas.

- 'Gran hermano'. En 1949, George Orwell publicó 1984. En la novela, una súperinteligencia (el Big Brother) lo controla todo. La pesadilla no se ha cumplido más que parcialmente.

- Internet. La Red ha demostrado su capacidad para resolver problemas. Lo siguiente será que se retroalimente, aprenda de los errores y tome decisiones, creando una especie de gran conciencia mundial.

- Armas autónomas. Ya hay aviones sin piloto. Pero la decisión de qué hacer la toman las personas. ¿Y si ellos mismos deciden por su cuenta que un convoy o un campamento es un enemigo y debe ser atacado? Es lo que hacen los predator drones (zánganos predadores).

- Cibermédicos. Diagnosticar no es sólo usar cifras. ¿Quién confía sus miedos y dolores a una máquina? Hace falta que los programas muestren empatía, animen a los pacientes a abrirse a ellos. En ello se está trabajando.

- Virus informáticos. Todavía pueden destruirse. ¿Qué pasaría si adquieren propiedades para regenerarse o sobrevivir al ataque más eficaz? Que no serían gusanos, sino cucarachas, capaces de resistir un ataque nuclear.

- Trabajadores. Cada vez hay más funciones laborales que pueden hacer las máquinas. Menos decidir.

- Ayuda doméstica. Es el siguiente paso: robots que hagan compañía a mayores y niños, los cuiden y ayuden con las tareas de la casa.

- Investigadores. Máquinas que hacen experimentos, revisan los resultados y replantean las fórmulas iniciales. Bastaría con darles una idea y los materiales para trabajar. Ya se están ensayando. No se cansan y no se equivocan. Aunque tampoco tienen intuiciones.

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